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domingo, 28 de noviembre de 2021
Vivencias sobre el uso clandestino de la radio de galena en la tiranía. QUICO TABAR REFLEXIONANDO:
Vivencias sobre el uso clandestino de la radio de galena en la tiranía.
QUICO TABAR REFLEXIONANDO:
Vivencias sobre el uso clandestino de la radio de galena en la tiranía
Reitero, que no sabía que la radio de galena había penetrado tanto en un segmento de la población dominicana. Y aunque la mayoría de las personas, aun de nuestra generación, no conocían de ese artefacto electromagnético, vale la pena indagar sobre ella, porque está íntimamente ligada al desarrollo de la comunicación. Pero en nuestro país tuvo una significación especial, ya que se desarrolló en medio de un sistema que no permitía el derecho a disentir.
Eulalio Almonte Rubiera, destacado periodista y pionero de las radio cadenas informativas del país y hoy de forma digital, escribió lo siguiente: “Quico, paradoja de la vida. El río Nigua, aquel curso de agua que baña San Cristóbal, era para 1958, cuando me fui a vivir con mi hermano Fabio Antonio (Tomasito), la principal cantera de piedras grises que en sus adentros guardaban galena. Gracias a un vecino que se dedicaba a la reparación de bicicletas, conocí aquel elemento, y con su ayuda hice mi propio radio de galena. La bobina y los audífonos los obtuve en la estación de telecomunicaciones, donde servía como operador de teletipos. Tenía yo apenas 16 años”
El reconocido profesional y músico Tito Delgado dice: “Tuve uno, su fabricación era muy sencilla. El problema era que había que hacer una antena en el techo de la casa, y cuando la gente del SIM (Servicio de Inteligencia Militar) la veía, inmediatamente te fichaban. Recuerdo que para conseguir un par de audífonos, fue algo así, como tener un arma de guerra. Lo que pasaba con los radios galena, era que escuchabas frecuencia de radio, que estuviera más cerca, y se podrían oír los radios de comunicación de los famosos cepillos que utilizaba el temido SIM. Ese era el asunto con esos dispositivos. Te hago el comentario porque soy radioaficionado”.
El conocido sociólogo e investigador Humberto Rimoli expresa lo siguiente: “Debo decirte que en su momento, durante la era, mi tío Francisco César Martínez, dueño de la Casa Martifono, que se ocupaba de vender repuestos de radio, discos, bocinas y bobinas, nos enseñó a mi difunto hermano Giuseppe y a mí, a fabricar los radios a galena”
Fernando Mangual, destacado economista y maestro por vocación, hace una larga e interesante anécdota sobre uso de la radio galena en el sector de San Juan Bosco. Dice: “para muchos jóvenes de la época, los calieses en sus cepillos podían captar señales de radios galena. Lo que hacía aún más emocionante y peligroso su uso. Pues encontrar alguien con un radio de ese tipo era una condena automática”.
Que se recuerde para siempre. En esa era que vergonzosamente algunos añoran, no se permitía uno de los derechos fundamentales de los seres humanos: El derecho a disentir.
En la Era de Trujillo no se permitía el derecho a disentir
El problema con esos radios era que se escuchaba la frecuencia del SIM
Encontrar a alguien con un radio de galena era una condena automática
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