Por: Teófilo Quico Tabar
Partiendo del concepto doctrinario cristiano he escrito de la perfectibilidad humana, social y colectiva. Entendiéndolo como el esfuerzo permanente para que todo funcione mejor. Porque aunque para los cristianos solo Dios es perfecto, todos los seres humanos, que fuimos creados a su imagen y semejanza, aún dentro de las debilidades, debemos procurar aproximarnos lo más posible al perfeccionamiento del creador. Tratando de corregir cualquier acción o conducta que hayamos podido realizar.
Algunos han definido la perfección como un concepto que se refiere a la condición de todo lo que es perfecto. Lo que en cierto modo no tiene errores o defectos. Como lo que alcanza el máximo nivel posible. Por eso, muchas veces hablando o escribiendo, se le atribuye perfección al arte y a las obras en cualquiera de sus manifestaciones. Es como decir que están ausentes de defectos. Cosa que humanamente hablando se hace difícil, para no decir imposible.
Además del arte, también algunos han hablado de perfectibilidad dentro del Derecho. Refiriéndose a los procedimientos. Cuando se cumplen todos los requisitos y entendiéndolo como una idea de perfección. También los católicos, en una concepción filosófica, lógicamente tomando como referencia a Dios, también hablan de perfectibilidad. De Perfección, sobre todo, cuando se buscan resultados o se desarrollan actividades tendentes a lograr lo mejor en el ser humano.
Incluso en psicología se habla del perfeccionamiento. He escuchado de Leonte Brea y de mi hermano Rolando expresar, que aunque es difícil, se puede y se debe buscar la perfección. Imagino, sin ser experto en esa materia, que como una manera de motivar o esforzarse a intentar lograr todo lo mejor de la condición humana.
Sin embargo, he leído a otros decir que en determinadas personas, pretender hacer esos esfuerzos por lograr la perfección, más que bien produce mal. Pues de no lograrlo, podría conducirlo a cierta depresión o estrés.
Otros han escrito que la perfección puede ser subjetiva al considerarla bastante vinculada a lo estético. Cosa común entre quienes haciendo grandes esfuerzos y sacrificios, tratan de moldear su cuerpo o una pintura buscando la perfección que por alguna razón no logran.
Pero de cualquier forma, buscar el perfeccionamiento en cualquier área, personal o colectiva, debe ser una meta permanente. Sobre todo en aquellas que tienen efectos o se reflejan en la colectividad. Entre ellas la política, la gobernanza. Tratando de mejorar, perfeccionar, corregir, enmendar.
El amigo Leonte en muchas ocasiones ha dicho que escuchaba con frecuencia al profesor José del Carmen Rodríguez decir que: “corregir un error es un acierto”. Lo que de alguna manera y en última instancia, no es sino otra forma tendente a la perfección.
Sacerdotes, religiosos y orientadores recomiendan a políticos, funcionarios, estadistas y al ser humano en general, realizar esfuerzos permanentes en búsqueda de perfeccionar acciones y conductas. Y como los acontecimientos no son estáticos, tener el valor de enmendar posiciones, siempre buscando tanto el bien personal como colectivo.
En ocasiones escuchamos críticas cuando alguien importante manifiesta ideas que se consideran un cambio radical. Pero cuando el bien colectivo está de por medio, en vez de crítica hay que alabar el valor de quien lo hace, buscando perfeccionar.
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