La Editorial Santuario y el Club de Lectura Tony Raful convocan a la puesta en circulación de un nuevo libro de Giovanny Cruz: «Areytos: los cantos sagrados».
Lugar: Biblioteca Nacional Pedro Henríquez Ureña.
Día y hora: Jueves 18 de enero, a las siete de la noche.
La presentación del libro estará a cargo de Tony Raful, Pastor de Moya y José Enrique García. Los tres tienen más de seis meses procurando descifrar todos los signos y símbolos que el libro contiene. La maestría de ceremonia la realizará Fiora Cruz Carretero.
Giovanny Cruz ha estudiado por más de cuarenta años la delicada y compleja mitología taína. Afirma que es la más hermosa de todas las mitologías del planeta. «Los taínos eran poetas de la palabra no escrita», nos cuenta Cruz. Sus dioses eran amos y creadores del universo. Su dios principal, Yocahú Bagua Maorocoti, era una divinidad dadora y no castigadora.
«Areytos: los cantos sagrados» es una epopeya que habla de esa apasionante mitología. Los cantos del libro se escuchan en las voces de Anacaona, Caonabó, Attabeira (madre de la piedra), Yaya (el innombrable), Bayamanaco (el más anciano de los dioses), los gemelos Yamoncobre, su madre Itiba Cahuababa y en las voces de:
«Racumón, padre de todas las estrellas / Savacú, hacedor de las lluvias /Achinao, amo absoluto de los vientos / y Coromo, soplador de tempestades.»
Estos areytos constituyen un viaje extraordinario al pasado, con giros verbales contemporáneos.
Una de las grandes novedades que aportan estos cantos sagrados de Giovanny, son 163 vocablos en idioma taíno; con ellos este consagrado escritor dominicano logra construir muchos de sus versos. Una razón más para agradecerle este singular, especial y único libro.
Giovanny Cruz suele convertir sus presentaciones en un espectáculo visual y sonoro. Esa será la tónica de la presentación en la Biblioteca Nacional PHU.
«Ahí mismo el Dios yucador / presentado como voz de la colina / al lado de un pequeño manantial / pidió crear nuevos areytos: / cantos sagrados del cielo y de la tierra / de la montaña y la pradera / del Güey en su jornada inagotable / de Nonún, luminoso hechizo de las noches / del divino río y de la divina bagua.»