¡La lista, la lista!
Teófilo José Abrahán León Tabar Manzur es el nuevo administrado de la Lotería.
A fines y comienzo de año acostumbro revisar documentos, y por casualidad encontré un artículo escrito hace varios años en el que solo Dios sabrá la razón por la cual, sin ser el tema fundamental, mencioné a la Lotería Nacional, con la que me encuentro actualmente ligado aunque de manera interina y honorífica.
Decía entonces: “Antes se escuchaba los domingos en la tarde a los canillitas gritando: ¡La lista, la lista! anunciando los resultados del sorteo dominical de la Lotería Nacional. Pero como las loterías se están privatizado y multiplicando, así como los medios electrónicos y la televisión, imprimir la lista parece que dejó de ser rentable”.
“Lo de la lista viene a colación por lo que algunos medios han publicado con relación a un empresario español vinculado con un alijo de droga, como miembro o asimilado de la Policía Nacional. Resultando preocupante que como mecanismo de defensa o justificación, el propio organismo policial admita, que ciertamente lo era, pero al igual que una larga lista de empresarios y periodistas”
“Antes, a los civiles vinculados con los organismos de seguridad se les señalaba con el mote de calieses, pico chatos, fantasmas, etc., pero ahora resulta, que personas que se dedican a actividades privadas y que nada tienen que ver con los institutos castrenses o de seguridad son “distinguidos” con carnés oficiales.
Que más que otra cosa se podrían interpretar como permisos para que puedan entrar donde no deben, que no se les pare cuando haya que hacerlo, o puedan hacer alarde de conexiones con el poder”
“Ese privilegio” de acreditar con carnés a personas ajenas a las instituciones militares, de cualquier forma constituye una práctica que más que nada contribuye al debilitamiento de la institucionalidad nacional, representando además un peligro para dichos organismos.
“No dudo de las buenas intenciones de la mayoría de los militares y funcionarios. El problema es que, más que quedar bien frente a la población, en su afán de estar en el medio, hablando, haciendo cosas y asistiendo a actividades que no son de su incumbencia, sin darse cuenta entran en terrenos movedizos o desconocidos. Porque resulta un grave error creer que transparencia o eficiencia significa publicidad.
“Para muchos resultaría interesante que los encargados de ofrecer informaciones de lo que ocurre en los cuerpos del orden, apliquen todo su empeño para que el país conozca la lista de los empresarios, funcionarios, periodistas o amigotes que según ellos mismos informaron, cuentan con carnés de los organismos de seguridad nacional.
“Que dichos organismos se vean obligados a ofrecer la lista completa de los civiles con carnés de miembros de los cuerpos de seguridad; sin embargo, esa publicación colocaría a las instituciones castrenses en una disyuntiva difícil, puesto que si no lo hacen estarían ocultando informaciones requeridas, pero por otra parte, si lo hacen se echarían en contra a muchas personas influyentes y con poder.
Por tales razones nos quedaremos, ya no solo sin el pregón dominical de la lista de la Lotería Nacional, sino sin saber quienes poseen carnés de organismos de seguridad sin serlo”.
Eso lo escribí hace varios años. Por pura casualidad.