Teófilo Quico Tabar
Para muchos de nuestra generación, que nacimos antes de mitad del siglo pasado, vivimos parte de las secuelas de la Segunda Guerra Mundial, padecimos una de las dictaduras más férreas del continente, guerra civil y hemos visto el cambio de siglo, hay muchas cosas cuyos significados tienen diferentes interpretaciones.
Algunos expertos entienden que el concepto pobreza es relativo. Porque se basa en un juicio de valor sobre cuáles son las necesidades fundamentales; los niveles mínimos de satisfacción requeridos y consecuentemente el grado de privación que resulta ser intolerable para los seres humanos. Por eso, la pobreza no solo tiene que ver con el entorno social, sino con la dignidad de la persona humana en una determinada época y sociedad. Con la libertad, la educación e integración a una comunidad. Con el clima, la vestimenta, la vivienda, el cuidado de la salud, incluso con la autoestima de cada persona.
Algunos podrían definir la pobreza como la carencia de bienes, por el hecho de que haya insatisfacción de necesidades básicas. Pero de una época a otra, esas necesidades básicas han ido cambiando y adquiriendo matices deferentes. También varía de acuerdo con cada país. Por eso siempre será posible establecer una escala de valores y de necesidades, razón por la cual la pobreza cambiará de acuerdo con las diferentes circunstancias, dependiendo mucho del tiempo y del lugar.
Por ejemplo, en la época actual, tener un vehículo ya no es un lujo, mientras que poseer una bicicleta como único medio de transporte podría ser un signo de pobreza. Pero ya no se puede clasificar la pobreza por esos indicadores. Porque hace solo 50 o 60 años, en muchas localidades e incluso en la Capital, médicos, comerciantes y profesionales, solo disponían de bicicletas para su transporte y no eran clasificados como pobres. Igualmente, hay países de Europa y Asia donde profesionales y personas de clase media solo tienen bicicleta sin ser necesariamente pobres.
La pobreza de la que han hablado filósofos y poetas, hace que solo valga el presente. Que el pasado quede en el recuerdo con muy pocas notas sobresalientes y el peso de una rutina amarga. Y que el futuro por no tener esperanza el mañana será un permanente presente. Establecer parámetros entre desarrollo, progreso y pobreza puede resultar bien difícil, cuando son diseñados en sociedades donde la pobreza y el desarrollo tienen otras significaciones. Sociedades donde ser pobre no significa necesariamente falta de comida, bienes y servicios fundamentales.
Políticos, dependiendo del momento o la ocasión en que les toque accionar, saben que habrán pobres que estarán dispuestos a que, si no consiguieron lo que aspiraban, buscar un ser milagroso. De esos que les dicen que vendrán a redimirlos y a salvarlos. Pero no actuaron así cuando tuvieron la oportunidad de hacerlo. Ni hicieron esfuerzos serios y necesarios para sacarlos, no solo de la pobreza material, sino de la pobreza cultural y espiritual que los liberara del manto que los cubría. Por eso se abusa del término pobreza. Porque lamentablemente siempre habrán incautos infelices, más pobres de espíritu que de bienes.
Teófilo Quico Tabar