Teófilo Quico Tabar
En un acto realizado el martes conmemorando la Gesta de abril del 65, aproveché para hacer una especie de homenaje al querido amigo Bonaparte Gautreaux, a quien muchos llamamos Kabito, por regalarle al pueblo dominicano el libro Los Comandos, abril de 1965, auspiciado por el Archivo General de la Nación. El que más que un libro, representa un documento histórico, no solo por los datos y la meticulosidad con que fue redactado, sino por las circunstancias en que se produjo. En medio de una guerra.
De una guerra que comenzó contra los golpistas que usurpaban el poder luego del derrocamiento del gobierno constitucional de Juan Bosch en septiembre del 1963, y que luego de la intervención militar extranjera, se convirtió en guerra Patria.
Guerra patria que todavía hoy algunos pretenden hacer olvidar o menospreciar. Defendida con uñas y dientes por soldados y combatientes, que muchos de quienes fueron protagonistas aparecen en este libro documento que Bonaparte sacó del anonimato y colocó en la historia como lo que fueron: defensores de la dignidad y el decoro, sin exigir nada a cambio. Sin saber dónde irían a dormir, comer o morir.
Ese documento histórico quedará para que la humanidad sepa quiénes y cómo se llevó a cabo la defensa de una nación por parte de un grupo de militares y civiles que creían y todavía creen en los más sagrados principios del respeto a la voluntad popular y de nuestra soberanía. Realizados con valentía, honor, entrega y patriotismo hace 57 años. Destacando Comandos, soldados, combatientes y colaboradores de la causa.
El libro Los Comandos, abril del 65, viene a pagar una deuda de la sociedad con los combatientes, especialmente los que ofrecieron sus vidas en esa gesta gloriosa, cuyos nombres para muchos permanecían en el anonimato. Pero a partir de ahora, hijos, nietos, madres, esposas, sobrinos, primos o conocidos, podrán encontrar los nombres de sus parientes que dijeron si a la hora de la verdad, pensando solo en la Patria.
Muchos o la mayoría no tenían nombres ni apellidos conocidos, pero a partir de este libro documento, el estimado amigo Bonaparte (Kabito) Gautreaux los muestra como un baluarte para la historia, construido con dignidad, decoro, valentía y respeto.
En medio de una contienda llena de problemas y precariedades. En medio de tiros, sobresaltos, quejas y denuncias. En medio de todas las cosas que alguien pueda imaginar que ocurrían en la Zona Constitucionalista cercada por fuerzas extranjeras junto a los golpistas, siendo asistente del presidente Caamaño y conociendo su temperamento, en medio de todo eso, Kabito sacó tiempo y pensó en el futuro, como si redactara notas periodísticas o como si fuera sobre un pentagrama.
En los países que han tenido contiendas bélicas se construyen en los camposantos “tumbas al soldado desconocido”, pero tan pronto me solicitaron que presentara dicho libro y lo leí, expresé que kabito estaba levantando un baluarte a soldados y combatientes para que el mundo los conozca. Especialmente aquellos a los que pocos o nadie recuerdan. A quienes lucharon u ofrendaron sus vidas sin recompensa alguna. Solo pensando en la Patria.
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